José Juan Colín.
University of Oklahoma
|
Nuevas versiones de la novela criminal centroamericana:
Moronga de Horacio Castellanos Moya
Esta ponencia está a punto de ser publicada por el autor en su próximo libro.
Aquí su resumen:
En los últimos tiempos el mundo de la novela de investigación “policiaca” o criminal, para estar a tono con el tema de esta convocatoria, ha tomado nuevas y variadas formas de expresión. No nos proponemos hacer un listado de esos derroteros ya que son de sobra conocidos. Lo que si nos interesa es destacar la heterogeneidad de estrategias narrativas que advertimos en la novelas, en este caso centroamericanas, a las que nos hemos acercado últimamente; desde la novela policial de estilo clásico El cielo llora por mi (2008) y Ya nadie llora por mí (2017) de Sergio Ramírez pasando por la revelación más psíquica de El asesino melancólico (2015) de Jacinta Escudos o la desaparición del policía (detective) en La sirvienta y el luchador (2011) de Horacio Castellanos Moya entre otras. Pues bien, en la última novela de este mismo autor, Moronga (2018), encontramos una historia que se narra por medio de tres muy diferentes tesituras de voz. Las primeras dos cuentan historia paralelas cuyos intereses difieren la una de la otra. La tercera voz se ocupa hacia el final de intercalar ambas historias (siendo ésta misma compaginación la tercera historia) y terminamos cayendo a cuenta de los hilos existentes entre ellas. Habremos de resaltar aquí los tonos de las voces que han sido cuidadosamente trabajados, sin llegar a los excesos, en aras de una representación más atinada de los personajes y su circunstancia.
Aquí su resumen:
En los últimos tiempos el mundo de la novela de investigación “policiaca” o criminal, para estar a tono con el tema de esta convocatoria, ha tomado nuevas y variadas formas de expresión. No nos proponemos hacer un listado de esos derroteros ya que son de sobra conocidos. Lo que si nos interesa es destacar la heterogeneidad de estrategias narrativas que advertimos en la novelas, en este caso centroamericanas, a las que nos hemos acercado últimamente; desde la novela policial de estilo clásico El cielo llora por mi (2008) y Ya nadie llora por mí (2017) de Sergio Ramírez pasando por la revelación más psíquica de El asesino melancólico (2015) de Jacinta Escudos o la desaparición del policía (detective) en La sirvienta y el luchador (2011) de Horacio Castellanos Moya entre otras. Pues bien, en la última novela de este mismo autor, Moronga (2018), encontramos una historia que se narra por medio de tres muy diferentes tesituras de voz. Las primeras dos cuentan historia paralelas cuyos intereses difieren la una de la otra. La tercera voz se ocupa hacia el final de intercalar ambas historias (siendo ésta misma compaginación la tercera historia) y terminamos cayendo a cuenta de los hilos existentes entre ellas. Habremos de resaltar aquí los tonos de las voces que han sido cuidadosamente trabajados, sin llegar a los excesos, en aras de una representación más atinada de los personajes y su circunstancia.